He vivido mucho y a la vez no he vivido nada.
He vivido con mucha intensidad y a la vez he sentido que he dejado el tiempo pasar.
He vivido amores y desamores, y a la vez siento que aún no he amado ni sufrido.
He vivido con miedo y con cautela, y aún así he vivido al máximo.
Cumplir cuarenta podría ser la mitad de mi vida, tanto como la mitad de mi vida o tan poco como la mitad.
Tengo frente a mi todo lo que quiero vivir y cómo lo quiero vivir.
Tengo control sobre todo lo que necesito para mis próximos cuarenta.
Cerré los ojos de treinta y nueve, y desperté más feliz, más sabio, más abierto y lo más dispuesto.